Con un puñado de arcilla y un poco de fuego, el hombre ha elaborado hermosas obras de cerámica desde hace la antigüedad. Hoy podemos ver que la mayoría de estos artistas (artesanos sumamente hábiles de su oficio) eran italianos.

Italia, cuna del arte:

Como todos sabemos, Italia ha sido un centro de arte y cultura incomparable desde que la gente se estableció por primera vez en la península. En numerosos pequeños pueblos, repartidos entre las playas, montañas, colinas y llanuras del país, encontramos la historia del arte de la cerámica. Es en estos poblados donde la arcilla se convierte en jarrón, platos o vajillas, vasijas decorativas, marcos de espejos, azulejos y mucho más.

El experto en cerámica italiana Giuseppe Liverani define la palabra “cerámica” como “la tierra sobre la que interviene la mano de obra humana y la acción consolidante del fuego, para transformarla en objetos con una finalidad práctica y ornamental”.

Los comienzos:

El proceso de creación de cerámica comienza en las colinas italianas, donde la arcilla se acumula a lo largo de los siglos y se recolecta de las profundidades del suelo. Luego, la arcilla se moldea hasta darle la forma deseada, ya sea en un torno de alfarero o con una variedad de herramientas que se utilizan para dar forma, alisar, cortar y terminar la materia prima según la visión del artista. Luego, el objeto de arcilla se somete a un proceso de calentamiento. En la antigüedad esto se hacía sobre una llama abierta, mientras que hoy el artista utiliza un horno. Esto endurece permanentemente el objeto. Lo que sigue a esta etapa del proceso es lo que distingue a la cerámica de la alfarería estándar: la pintura.

La cerámica italiana de los tiempos modernos es conocida por sus diseños únicos, intrincados y exquisitos pintados a mano, creados minuciosamente por los pocos artesanos cerámicos que quedan en los pueblos y ciudades italianas. Las pinturas utilizadas en cerámica son en realidad esmaltes y vidriados, que crean un acabado vítreo cuando la pieza se vuelve a cocer en el horno. Así, el producto cerámico final se caracteriza por un aspecto brillante y pulido.

Uno de los primeros registros de cerámicas artísticas pintadas se encuentra en el siglo XV, cuando la mayoría de las piezas estaban decoradas con patrones y motivos repetidos que se asemejaban a las complejidades del encaje. Se desarrollaron diseños posteriores para incluir ilustraciones de frutas y pájaros, como gallos y pavos reales; figuras de diosas femeninas y escenas de paisajes italianos. Se utilizó estaño en la decoración de la base para crear una superficie blanca sobre la que se aplicó el vidriado. Este tipo especial de cerámica llegó a conocerse como mayólica. Cinco siglos después, todavía utilizamos este término para describir este maravilloso método de decoración cerámica.